Las tres piedras
Desde arriba, se podía mirar al río Tahuando ir plácido en busca del mar, serpenteando rocas y musgos, acariciandoguabos y totoras hasta llegar a los encañonados y a las sucesivas vertientes para que lo fortificaran. Al frente, el Altode Reyes con sus arbustos parecía una mínima montaña que pretendía ocultar a la laguna de Yahuarcocha. Abajo, elrecuerdo del sitio de los antiguos olivares plantados en la época colonial.Tres gráciles mujeres bajaron por la pendiente de piedras hacia el río. Llevaban los cabellos sueltos y los pies alviento. Iban a bañarse en el surtidor de aguas curativas. Sus risas se confundían con los cantares que traía lacorriente desde las montañas. Eran muchachas y reían mientras se desvestían para su baño de aromas de azahares ygeranios. Sus piernas eran dóciles a las hierbas mojadas y sus labios eran frescos, como las gotas que salpicaban suscaderas. Estaban desnudas y sus espaldas tersas se arremolinaban bajo el chorro firme, que caía desde suscabelleras ensortijadas. Sus ojos tenían los paisajes de estas tierras generosas.Unos hombres las observaban ocultos en los matorrales. Tramaban el ultraje contra estas vírgenes de olores demagnolia. Las doncellas, sin percatarse, jugueteaban con el agua y sus cuerpos eran como garzas que se posansobre un estanque.Los tunantes se acercaron para tomar a la fuerza lo que se les había negado con la ternura. Las zagalascomprendieron sus intenciones perversas. Cuando sus manos se acercaron a sus figuras, los hombres sintieron unadureza de alabastro. Las muchachas se habían transformado en tres piedras. De lo que antes eran sus labiosbrotaban tres ojos de agua, pero era como si fueran hechos de lágrimas. Al bajar al río, las tres piedras con fulgores de mujeres están allí. Cuando se zambulle en su torrente es como si unasmanos recorrieran una piel ajena, pero con gemidos traídos de otras épocas..
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